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Editorial
Reflexiones
Ya es es hora que las administraciones en coordinación con el Gobierno Nacional activen los planes para recuperar la seguridad ciudadana.
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Jueves, 28 de Marzo de 2024

En estos días santos, la reflexión para mejorar, hacer cambios o enderezar el rumbo es la mejor opción en un país, una región y una sociedad repletos de complicaciones y que cruzan hoy por verdaderos valles de lágrimas.

El quinto mandamiento, no matarás, es por estos tiempos el más violentado, como lo muestran la sucesión de homicidios tanto en el área metropolitana de Cúcuta como en otros municipios de Norte de Santander.

Ya es es hora que las administraciones en coordinación con el Gobierno Nacional activen los planes para recuperar la seguridad ciudadana,  se hagan las inversiones en equipos tecnológicos y fortalezcan la inteligencia contra el multicrimen que flagela a esta región colombiana.

No robarás, dice otro de esos mandatos labrados en las tablas, pero que en la misma percepción es desacatado a diestra y siniestra, tanto mediante acciones de atracos callejeros, asaltos a negocios y hechos de corrupción.

Si nos enfocamos en estos dos peligros para la vida, la realidad señala que nos encontramos ante una crisis sin resolver que como un tornado amenaza con llevarse todo lo que encuentra a su paso.

Ni discursos. Ni populismo punitivo. Ni ideas irrealizables desde las ópticas constitucional y legal. Es momento de actuar con planes suficientemente fundamentados para reducir los índices de criminalidad que asedian a los cucuteños y nortesantandereanos, quienes sin duda en esta Semana Santa en sus plegarias y oraciones sitúan esta inquietud entre  las más importante para ser superadas.

Recientemente, un congresista de la región que habló en La Opinión sobre las Siete Palabras interpretó una de ellas para manifestar: “gobierno, gobierno, ¿por qué nos has abandonado?”.

Ese perfectamente es un clamor que encaja para cualquiera de las escalas gubernamentales en el Estado colombiano y que bien podría ser utilizada para reclamar que se le  ponga orden a este aspecto esencial del diario vivir. Esperemos que la Semana Mayor haga el milagro e ilumine a nuestros gobernantes.    

En  este aspecto es necesario el famoso ‘desarme’ de los espíritus y de la palabra para que en medio de los disensos se logren entendimientos que permitan tender puentes hacia acuerdos conducentes a la solución de los más angustiantes problemas que en estos momentos afectan a los colombianos.

En ese sentido debe entender la administración del presidente Gustavo Petro que la radicalización en sus  posiciones para tratar de imponer, a  como dé lugar sus reformas sociales, no está sacando nada bueno para el país ni para el pueblo que dice defender, sino profundizando una lucha de clases sin necesidad.

Tampoco es nada bueno a la luz de la democracia la posición presidencial de atacar y cuestionar a la prensa y a los periodistas.

La reflexión que encaja en estos hechos relacionados con la vida nacional, es que la ejecución del Plan de Desarrollo no puede detenerse y lo óptimo es acelerar las inversiones que tanto requieren las regiones, mientras que paralelamente debieran  tratarse ‘enfermedades’ que  no requieren de una reforma, en la salud por ejemplo, como son sanear la cartera de  hospitales y clínicas y garantizar el debido abastecimiento de medicamentos.

Por una Semana Santa de reflexión para que al llegar la pascua empiece la acción real encaminada a enderezar el rumbo y mejorar el país que todos queremos.

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