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Aprenda a manejar el estrés

Se deriva de la ansiedad y se puede convertir en un problema de salud.

La salud física difícilmente podrá separarse de la salud mental. El estrés es una prueba de ello ya que se deriva de emociones básicas detonadas en el cerebro, pero si no se controla, puede verse reflejado en enfermedades como úlceras, gastritis, infartos, asma, insomnio, depresión, ansiedad, síndrome del intestino irritable, entre otros.

Así lo afirma el psiquiatra Antonio Carlos Toro de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia, quien resalta que para hablar de estrés primero hay que hablar de ansiedad. “La ansiedad es una sensación primitiva que genera sustancias en el cerebro que preparan al cuerpo para defenderse ante eventos de peligro. Tiene un papel protector que nos envía alertas ante la necesidad de entregar un trabajo a última hora, el susto de un examen en la universidad o si estamos en peligro de algún robo o accidente; sensaciones que en la calle llamamos estrés”, explicó, agregando que si no se experimentara esa emoción difícilmente se saldría adelante en muchas cosas de la vida diaria.

Por ello el siquiatra argumenta que la ansiedad es buena. Sin embargo, “entre el 7 % y el 10 % de la población le es difícil controlarla, y además pueden resultar situaciones donde la ansiedad nos juega en contra. Es allí es donde nos debemos interesar por ella, porque si no la podemos pasar muy mal y caer en riesgo de depresión, o en el consumo de alcohol o drogas buscando mitigarla”.

En palabras del experto, de la sensación de ansiedad surge a lo que se llama estrés. Teniendo en cuenta su definición y que, ante escenarios que pueden pasarles a todos como la muerte de un ser querido, un despido laboral o amoroso, la jubilación, un parto, problemas económicos, cambios de ambientes repentinos, cargas laborales excesivas, problemas en el hogar, o enfrentarse a un nuevo empleo, entre otras, esta puede convertirse en un problema de salud. El psiquiatra respondió a preguntas que pueden ayudarle a tomar medidas para evitar que se convierta en un problema.

¿Por qué hay personas que sufren más de estrés que otras?

“Aunque momentáneamente nos da a todos, existe una vulnerabilidad genética, un riesgo biológico que viene dado de los patrones de comportamiento genético de los padres. Hay personas que pueden estar más estresadas que otras por características psicológicas que las hacen más ansiosas. Por ejemplo, unas puedes reponerse más rápidamente de los problemas, otras hacen de ellos un mundo. Es importante resaltar que la forma de pensar y de ver el mundo tiene una relación directa con el estrés. Patrones de comportamientos, hábitos, enfermedades o medicamentos pueden generar síntomas ansiosos”.

Si el estrés no es malo, ¿qué señales debo tener como alarmas?

“Es importante aclarar que uno hoy puede sufrir de ansiedad porque tiene un examen final en la mañana, o porque tiene mucho trabajo y esa ansiedad es normal, lo que es diferente a un trastorno de ansiedad que es cuándo se necesita medicación porque el síntoma es tan fuerte que afecta la calidad de vida de las personas y si no se trata y diagnóstica, puede llegar a convertirse un problema.

Es probable que se esté saliendo de las manos cuando se manifiesta de dos formas: desde lo mental y lo físico. En lo mental debo pensar qué tipo de pensamientos estoy teniendo: no soy capaz de poner la mente en blanco, de estar en la actividad del aquí y del ahora y disfrutarla. Físicamente se puede manifestar con sudoración en las manos, temblor, nudos en la garganta, aumento de las palpitaciones, sensación de ahogo, mareo, muchas ganas de orinar, dolores musculares, dolores en el cuerpo que no cuadran, alteraciones en el sueño o irritabilidad, son factores que pueden hacer pensar que la ansiedad está elevada”.

A veces atribuimos el estrés al trabajo, ¿está necesariamente relacionado con eso?

“En consulta generalmente quienes se muestran más estresados son personas que no hacen nada porque los problemas más insignificantes se les vuelven grandes, todo para ellos es difícil o complicado. No hay una relación directa con la parte laboral, lo que no quiere decir que no haya trabajos que generen estrés, pero no necesariamente se debe a ello, por eso es importante la consciencia para atribuirlo a lo que realmente es”.

¿En qué momento debo visitar al médico?

“Es muy importante esta parte porque cada uno debe responsabilizarse y hacerse consciente de su cuerpo. Si uno tiene estos síntomas y va a un médico general, él empieza a diagnosticar síntomas en vez de enfocarse en el diagnóstico grande. Lo manda al urólogo por la orina, al dermatólogo por la sudoración y lo que hace es fragmentar los síntomas pudiendo atacar directamente el estrés.

Hay que quitar el estigma del especialista en salud mental y decidirse a visitarlo porque no hay porque pasar enfermo, consultar a tiempo para hacer un tratamiento adecuado. Un médico especialista mira todos estos aspectos antes de empezar a tratar”.

¿Cómo se pueden manejar situaciones extremas?

Lo primero es trabajar de manera consciente hábitos de vida saludable porque a uno el médico le dice que se alimente bien y que haga ejercicio y uno piensa que es carreta y ni ellos mismos lo hacen, ¡hay que hacerlo! Lo otro es identificar cuáles son los factores que me llevan al problema y cuáles son los que me mantienen en el problema y entra una palabra clave que es la resiliencia: saber adaptarme y mejorar ese problema.

La ansiedad no es mala y es necesaria, estamos creando jóvenes poco tolerantes a cualquier problema y como hay tantas drogas y alcohol se refugian en ellos. Hoy coges un libro de autoayuda y dice ‘renuncia a lo que te molesta y busca tus sueños’, y nos llenamos de jóvenes que tienen cinco trabajos, uno tras otro, porque no son capaces de soportar una situación estresante o una dificultad en la vida, lo primero es esa identificación para buscar la adaptación, y así evaluarme, saber si lo puedo resolver, si no me puedo adaptar por mi forma de pensar, si no llevo un estilo de vida saludable, si requiero un medicamento, o si definitivamente el problema no soy yo, no lo puedo soportar y entonces tomo medidas como la de renunciar a él”.

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Colprensa
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Miércoles, 22 de Febrero de 2017
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