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Los retos que deberá enfrentar la Comisión de la Verdad

Uno de ellos es garantizar la mayor imparcialidad, a fin de evitar que la información se preste para hacer política.

Uno de los aspectos claves del proceso de paz que se firmó con las Farc, es la intención de que se conozca la verdad sobre los factores que desencadenaron  décadas de conflicto en Colombia y qué conllevó al derramamiento de tanta sangre en buena parte del país.

Por ello, en la estructura que se diseñó en La Habana y que contempla la creación de diferentes instancias, se incluyó una que tendrá uno de los más grandes retos de la implementación, como lo es la reconstrucción histórica de la memoria: la Comisión de la Verdad.

Esta instancia, ha dicho el Gobierno, “no es un mecanismo para administrar justicia sino para contribuir a la verdad y reconocer los derechos de las víctimas”.

En ese sentido, sus tares y funciones versan sobre ello: promover la participación de las víctimas y los diferentes sectores; crear espacios a nivel territorial, tanto nacional como internacional; diseñar un informe y su estrategia de divulgación y pedagogía; y tener altos estándares de imparcialidad actuando dentro de un marco extrajudicial, quitándole la obligación a los comisionados que la conformen de declarar en juicio.

El ideal al respecto es claro, como lo explica la alta consejera para los Derechos Humanos, Paula Gaviria: “Que la sociedad se apropie de esa instancia porque es un mecanismo que nos va a ayudar a no repetir los errores, alejar toda la indiferencia y redefinirnos como país entorno a la verdad de lo que nos pasó. (...) Que le hagamos seguimiento y que los medios divulguen realmente sus hallazgos”.

Al mismo tiempo, hay conciencia sobre lo complejo que será explicar lo que ha sucedido en todos estos años de violencia y asumir los choques que se puedan generar ante las versiones que se conocerán luego de más de 50 años de conflicto armado.

“La verdad, cuando se sepa, tiene que ser afrontada. Tenemos que trabajarla mucho desde las escuelas, desde los colegios, porque tenemos que empezar también un proceso para asimilar y evitar que se repita lo que nos pasó”, asegura Gaviria.

Las Farc, por su parte, esperan que este sea el espacio para que se dé la verdadera reparación a las víctimas, como lo señala Marcos Calarcá, quien afirma que ellos esperaban que la Comisión se estableciera y ejerciera sus funciones antes de la Justicia Especial para la Paz (JEP).

“Es donde nosotros aspiramos que haya la plena reparación de las víctimas, porque van a tener la verdad de lo que pasó, cómo pasó, por qué pasó. Pensamos que la reparación fundamentalmente pasa por ahí, por el derecho a la verdad”, dice.

Pero hay que esperar el resultado, porque la tarea no será fácil y desde el primer momento se debe tener cuidado con las decisiones que se tomen, como, por ejemplo, la  elección de los once comisionados que la conformarán.

Los retos

Para el analista político, John Mario González, los retos que rondan la puesta en marcha de esta Comisión de la Verdad tienen que ver, primero, con que no se produzca una realidad fragmentada.

“Uno de los primeros retos es ir más allá de las generalizaciones. El informe de la Comisión de Violencia, que se rindió el año pasado por doce escritores o estudiosos de los temas de conflicto, deja un mal augurio de lo que puede ser el resultado de la Comisión de la Verdad, y es que ese informe al que me refiero es ecléctico, fragmentado, donde no hay una línea conductora clara, sino que es una sumatoria”, dijo.

En ese sentido, considera que la Comisión tiene que trascender e identificar las verdaderas causas de la violencia. “Pero me temo que eso va a ser muy difícil en un conflicto tan largo”, reconoce el analista.

Pero si algo tiene de diferente esta Comisión, es precisamente que allí  se tienen que escuchar todas las voces, las de todos los actores, incluso la de los victimarios, y por ello, qué casos prioriza, cómo los aborda, pero sobre todo cómo los contrasta, será un proceso que requerirá rigor para, al menos, encontrar ese hilo conductor al que se refiere el profesor González.

Otra de las responsabilidades que deberán asumir los integrantes de este equipo, es lograr que el estudio del conflicto sea pormenorizado, es decir, que vaya más allá de lo que ya se sabe sobre el fenómeno de la violencia.

De igual forma, esta Comisión tendrá que centrar su atención y profesionalismo para adelantar las funciones que le asignó el acuerdo de paz firmado con las Farc: en primer lugar, el manejo que se le dará a las audiencias públicas y como tal a la verdad; y segundo, lograr la legitimidad que permita pensar que su informe final no versará solo sobre una de las partes.

La Comisión tendrá que hacer, además, actos públicos para promover la participación por medio de audiencias, y tratar de darle manejo a las verdades incómodas y dolorosas que se vayan conociendo.

La realización de estas actividades, el cómo se trabajará en el encuentro entre víctimas y victimarios y cómo se manejará las reacciones de quienes no estén conformes con las versiones dadas, son  temas de cuidado y sobre los que tendrán que decidir los comisionados.

Imparcialidad, el otro desafío

Uno de los aspectos en los que más deberán demostrar su profesionalismo los integrantes de la Comisión de la Verdad, es en la imparcialidad frente a la información que se reciba, toda vez que es necesario producir una sensación de objetividad y legitimidad.

“Me temo que dado a que este es un acuerdo entre las Farc, el Estado colombiano y el Gobierno del presidente Santos, en donde la derecha de oposición no participó del proceso de paz, prácticamente está predestinada la versión que se vaya a dar”, considera John Mario González.

Para el analista, este es un riesgo que se debe evitar, pues lo que se dé a conocer puede terminar siendo un herramienta para hacer política. Ese riesgo se puede dar, dice, si la versión que se entrega es la que más le convenga a quienes firmaron el proceso de paz.

“Corre un alto riesgo de que se politice y que la versión final sea muy propia de esta visión romántica de la izquierda latinoamericana y revolucionaria que ha habido en América Latina. Una versión de la historia que corría con mucha fuerza en los años 60, 70 y 80, que ahora menos, pero creo que esta Comisión puede ser presa de una versión muy cercana a esa visión romántica revolucionaria”, manifestó.

El impacto del informe final

El decreto que creó la Comisión de la Verdad establece que la publicación de su informe se dará después de un mes de haber terminado labores, y su presentación se hará ante el Estado y los colombianos.

En definitiva, el reto mayor después de todo este trabajo, será generar un verdadero impacto frente a la construcción de paz y  la garantía de la no repetición.

“Elaborar un informe final que tenga en cuenta los diferentes contextos, refleje las investigaciones en torno a todos los componentes del mandato y contenga las conclusiones y recomendaciones de su trabajo, incluyendo garantías de no repetición”, se establece en el decreto.

Esas recomendaciones se harán con miras a que la historia no se repita, y por ello, con la creación de la Comisión se estableció que habrá un comité de seguimiento a la implementación de lo que se determine en el informe final.

Lo anterior porque, por ejemplo, en casos como el de la Comisión de la Verdad de El Salvador, la aplicación de esas recomendaciones fue parcial y se cree que parte de los problemas que hoy tiene ese país tras el proceso de paz, se debe a que no se aplicaron todas las sugerencias formuladas.

Por ahora, las expectativas son altas, pues lo que se quiere, como lo ha dicho el presidente Juan Manuel Santos, es que realmente sea esta: “¡La hora de la verdad!”.

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Colprensa
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Sábado, 22 de Abril de 2017
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