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Memorias
Los hábitos saludables de ayer y hoy
A principios del siglo pasado, la primera de las recomendaciones era “madrugar como aves”.
Viernes, 10 de Marzo de 2017

Desde comienzos de la modernidad y aún antes, ha sido tradición promulgar consejos que propendan por mantener hábitos saludables en la población. Cuando se hizo notorio el envejecimiento de los habitantes del planeta Tierra, la preocupación por mantener una calidad de vida cada día más provechosa y saludable ha sido una constante que los responsables de las políticas de salud pública procuran popularizar en bien de sus dirigidos. Por este motivo, hoy quiero presentarles los consejos, que en este sentido se impartían antes, para compararlos con los mismo que hoy, tanto los físicos como los virtuales, siendo estos últimos los de mayor consulta y de más penetración entre los moradores y residentes, especialmente los más jóvenes. Lo que hoy se llaman tips y que pertenecen a la categoría de literatura chatarra, por lo general, tratan de presentarse por tandas en números alegóricos. Los tres mejores, los cinco más eficaces, las siete reglas para lograr algo, los diez mandamientos de la buena salud, los doce principios para mejorar el ánimo y muchas otras recomendaciones que cada día se multiplican dependiendo del mensaje que el autor quiera divulgar. Los cambios que se presentan a lo largo de la existencia de la humanidad, hacen que los hábitos vayan cambiando y por lo tanto, las prácticas,  costumbres y rutinas deben ajustarse a las nuevas circunstancias que rodean al individuo para que  cumplan con su cometido. No necesariamente la praxis seguida antaño resulta conveniente hoy, porque muchas de las condiciones del entorno han cambiado, en algunos casos de manera significativa. Dicho en otros términos, no todo lo que se proponía antes, surte el mismo efecto en la actualidad. Veremos cuáles son las coincidencias y las diferencias entre los hábitos saludables que se enseñaban ayer para compararlos con los que hoy cumplen la misma tarea. 

A principios del siglo pasado, la primera de las recomendaciones era “madrugar como aves”, algo que hoy no considera casi ninguno de los famosos “gurús”  de la vida sana. En cambio hoy, el primer consejo hace referencia a la sana alimentación. Claro! Como antes no teníamos comida chatarra y alimentos preparados, muy pocos. Tampoco se utilizaban conservantes, colorantes, saborizantes ni añadidos químicos, sino que los alimentos eran todos “naturales”, así que poco afectaban la salud. Otra recomendación que otrora se hacía era “no trasnochar como los vagos”. Como no había mayores distracciones, menos hasta altas horas de la noche, quienes deambulaban en horas de la madrugada, no eran precisamente unos angelitos. Actualmente, la recomendación que ocupa el segundo lugar, coincide con la quinta advertencia de antes y hace alusión al consumo de sustancias tóxicas como el alcohol. Anteriormente se incluían los medicamentos en esta categoría y hoy se agregan sustancias como la cafeína. En ambos casos, la advertencia sobre el alcohol se refiere al consumo excesivo, es más, hoy algunos recomiendan al hombre sano “beber entre una y dos bebidas al día, hablando del tamaño de una copa, específicamente de vino porque tiene antioxidantes, mientras que para las mujeres es de una al día”.

A pesar de las diferencias preliminares, hoy persisten algunas similitudes que no tienen razón de cambiar o de modificarse  porque son inherentes al individuo en su persona sin considerar el medio que le rodea. Hacer ejercicio, que antes se recomendaba hacerlo “al sol y al aire” y ahora se exhorta a las personas, que no solamente hagan ejercicio sino que incrementen su actividad física. Ayer se caminaba, hoy se viaja en trasporte, cualquiera que sea; antes había que subir escaleras hoy subimos en ascensor, así es que hoy se debe tratar de hacer por lo menos treinta minutos de ejercicio diario como mínimo cinco días a la semana. La otra coincidencia es la del buen descanso. Antes se recomendaba dormir de siete a ocho horas, hoy por lo menos seis horas de “buen dormir”. Las diferencias en esta recomendación son que antes se insistía en que la habitación fuera “seca, aseada y ventilada”, hoy, no usar aparatos electrónicos y evitar comer antes de acostarse.

Fuera de estos principios coincidentes, los demás no tienen el más mínimo parecido. Mientras que en el pasado las insinuaciones de los entendidos encerraban básicamente dos principios: huir de la ociosidad y el vicio y observar siempre la higiene, tanto corporal como espiritual, lo que ayudaba a conservar el alma sana en el cuerpo sano que es lo que constituye la felicidad y buena salud en la vida.

Hoy, las condiciones son más complejas. Veamos. Una de las mayores preocupaciones actuales es la protección solar. Se aconseja, no sólo el uso de cremas y lociones protectoras sino toda la indumentaria preventiva, como sombreros, gafas y ropa que cubra toda la piel. El chequeo médico, que antes no existía, hoy es parte fundamental de la actividad humana. Lo que se pretende es prevenir toda clase de enfermedades y disfunciones que antes eran tratadas cuando se presentaban, muchas veces sin resultados favorables. La recomendación de ahora, es practicarse chequeos anuales, particularmente a partir de cierta edad, cuando las probabilidades de ocurrencia son más frecuentes.

En el pasado era importante la higiene mental. Por ello, las invitaciones que se hacían  era evitar la ira, la cólera, la precipitación, las preocupaciones y la tristeza. Emplear íntegro el día en alguna ocupación honrada, acorde con las aptitudes, la posición y las circunstancias de cada uno y finalmente, “no hacer el mal a nadie y prodigar todo el bien posible, para mantener tranquilo el corazón y alegre el alma.” 

En nuestros días, son importantes las actividades intelectuales y sociales; la meditación y el control de las emociones que ayudan a disipar el estrés y la tristeza, que de alguna forma predisponen al organismo y lo hacen propenso a los virus, que cada vez son más habituales. También se recomienda hoy, sesiones de gimnasio, spa y terapias de relajación, todas ellas que ayudan a prevenir las enfermedades derivadas del estrés. Por último, la estimulación del cerebro, que como cualquier otra parte del cuerpo requiere de ejercicio para mantenerse saludable, ahora que la tecnología ha simplificado, en extremo las actividades que antes requerían de una buena dosis de intervención mental.

Gerardo Raynaud D. | gerard.raynaud@gmail.com

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