“Al muerto le decían ‘Mija’, pero no sabemos nada más de él, solo que vinieron dos manes en moto y lo cascaron feo, porque le pegaron cuatro pepazos”. Así fue como narraron algunas personas  el asesinato que se presentó la noche del 8 de diciembre, en el parque de Claret, de la ciudadela Juan Atalaya.

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"Eso ocurrió pasadas los 9:00 de la noche, cuando el muchacho que recogía potes en el mercado para reciclar, se sentó ahí bajo ese palo de Nim. Frente a la casa comunal habían dos tipos conversando y al verlo que llegó, se vinieron en la moto, ‘Mija’ se las pilló y se paró a correr, pero lo alcanzaron rápido y lo arrinconaron, fue cuando lo prendieron a plomo”, siguieron contando algunos testigos.

Efectivamente, el hombre, de 35 años, aproximadamente, recibió varios impactos de bala que le quitaron la vida en el acto, desplomándose frente a una caseta donde venden víveres, mientras sus victimarios se fueron con toda la tranquilidad, “como si no hubiera pasado nada”.

La víctima, quien no fue identificado por las autoridades judiciales, al no portar documentos, frecuentaba ese lugar desde hacía algún tiempo, al parecer, sumergido en el mundo de las drogas, dedicándose al reciclaje para ganar algo de dinero.

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No habían pasado cinco minutos de haberse sentado en una barda de cemento que está alrededor del árbol, cuando el pistolero y su cómplice se le acercaron a la víctima, llevándola hasta un punto donde muy posiblemente no quedarían registrados en las cámaras de seguridad y así poder cometer el homicidio.

Algunos comerciantes y habitantes de ese sector pidieron mayor vigilancia policial, pues están cansados de la venta y consumo de drogas, como los robos y los asesinatos.

En el lugar donde ‘Mija’ se desplomó, quedó la huella de la sangre, que no se borró completamente pese a que fue lavada con abundante agua y jabón. Metros atrás, en el punto donde se le acercaron a la víctima, ayer, se podían ver las pantuflas y una gorra que llevaba puestas.

Cuando las patrullas policiales acordonaron la escena del crimen, llegaron los funcionarios de la Brigada Interinstitucional de Homicidios (Brinho) y se encargaron de las indagaciones preliminares y de la inspección técnica.

Esta es una víctima más, en esa ya larga lista de asesinatos registrados en lo corrido de 2023 en los barrios y la zona céntrica de Cúcuta, que disparan los niveles de terror y zozobra entre las comunidades.

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