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Homenaje a Gillermo Wiedemann, considerado el primer gran pintor moderno

70 años atrás el artista se nacionalizó como colombiano.

Les tomó cerca de cinco años de trabajo lograr la recopilación  fotográfica de las obras de Guillermo Wiedemann, quien hace parte del nuevo libro de arte de Davivienda.

Si bien su apellido no tiene el gran reconocimiento popular como el logrado por otros artistas en el siglo XX, para la crítica especializada, Guillermo Wiedemann fue el primer gran pintor moderno que tuvo Colombia.

De ahí que el proyecto de homenajearlo a través de un libro, intensión pensada desde hace cinco años, la misma debió posponerse por un tiempo debido a la dificultad de encontrar el material suficiente e idóneo para el proyecto.

“No dejó  herederos, y si bien su archivo personal lo donó a la Universidad de Los Andes, su obra, en su gran mayoría, está en manos de coleccionistas privados, algunos en Colombia, pero buena parte de ellos en Estados Unidos y Europa, por lo que la búsqueda fue intensa”, dijo Carolina Zuluaga, editora de esta publicación.

Por sexta ocasión consecutiva la responsabilidad de hacer este libro estuvo en manos de Ediciones Gamma, para lograr la calidad en un libro de formato de lujo hecho en España.

“Decidimos hacerlo en España al encontrar allí el lugar que nos permitiera la mejor calidad en cada una de las impresiones en un papel de lujo y poder mostrar de la mejor manera las acuarelas de los años treinta que el maestro trajo de Europa, hasta sus últimas obras abstractas de mediados de los sesenta”, continuó Carolina.

Una forma de conocer la vida y el arte de este artista, quien llegó a finales de los años treinta huyendo de la guerra, para encontrarse con un paraíso exuberante en formas, colores y texturas que imprimió en su arte.

Pero también en las páginas de este libro se podrá vivir el recorrido que el artista inicia a partir de 1958 hacia los terrenos del arte abstracto, dejando atrás el expresionismo figurativo que tanto reconocimiento le dio y como la misma Marta Traba lo afirmó, poniendo en juego la “definición del alma”.

Junto a sus grandes obras, esta publicación cuenta con un cuaderno de bocetos, una pequeña muestra del material donado por su viuda, Christina Szalay, a la Universidad de los Andes y compuesto por libretas de apuntes, croquis, fotos y cartas que reflejaban las impresiones de sus peregrinaciones de semanas y meses por esa Colombia desconocida, primitiva, salvaje y sencilla que lo cautivó.

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Colprensa
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Viernes, 9 de Diciembre de 2016
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