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Trump, un racista despreciable
Desde antes de llegar a la Casa Blanca, se conocía el pasado racista de Trump. 
Sábado, 20 de Enero de 2018

Hay algo que los supremacistas blancos, no le han perdonado aún a la democracia norte americana: Haber elegido a un hombre de raza negra, como su Presidente durante 8 años. 

La elección de Barack Obama, fue para ellos una tremenda bofetada en el rostro, de la cual no han podido reponerse. 

De ahí que el triunfo de un ultraderechista blanco, como el que fue elegido, se explica, como un contragolpe contra lo que jamás debió ocurrir en el país del Norte.  

Los blancos que debieron sentirse humillados ante un Obama que los superaba con su extraordinaria personalidad y su formidable inteligencia, nunca pudieron perdonar lo que consideraron una grave afrenta, que pretenden cobrar, ahora, con una exagerada retaliación, a manera de cruel venganza, contra las gentes de color.

Aunque quienes ganaron las elecciones hayan sido la minoría,  pues Trump perdió el voto popular por casi tres millones de diferencia, aprovechando la caprichosa   división del país en colegios electorales, de esa manera poco ortodoxa, pudieron alcanzar el poder.

Desde antes de llegar a la Casa Blanca, se conocía el pasado racista de Trump. 

Sobre sus espaldas recaía un sinnúmero de discriminaciones contra los negros y los latinos. 

Jamás podrá olvidarse los avisos que pagó en primera página del New York Times, en 1.989, pidiendo la pena de muerte contra 5 jóvenes negros, acusados de haber violado a una mujer blanca, en el Central Park de New York. 

En esa campaña de difamación se gastó más de 300 mil dólares. Los jóvenes de color fueron condenados, pero diez años después debido a las modernas técnicas científicas sobre el análisis del semen, y luego de la confesión de quien fuera reconocido como el verdadero responsable, fueron puestos en libertad. 

Según el New York Times el obstinado Trump, seguía diciendo que eran responsables, no obstante que las pruebas de ADN los habían exonerado de responsabilidad desde años atrás. 

Si de Trump, hubiera dependido, los habría mandado a matar en la silla eléctrica, importándole poco que el error judicial hubiera sido reconocido después de muertos.

Otra muestra del espíritu racista de Trump, fue el intento de vetar a un Juez Federal, nacido en Indiana, Gonzalo Curiel, por el solo hecho de su ancestro mejicano. 

En su pasado como magnate inmobiliario, aparece señalado, en varias oportunidades, por aconsejar que sus apartamentos no fueran alquilados a afroamericanos, ni a gente de Méjico, sino solamente a Judíos y ejecutivos blancos. 

A todo lo anterior se añade una grave mentira sobre la nacionalidad del Presidente Obama, de quien muchas veces dijo que no había nacido en Estados Unidos, sino en país Africano, no obstante que el entonces mandatario negro, hiciera público su certificado de nacimiento.

Lo peor que le pudo haber ocurrido a los Estados Unidos, es terminar siendo gobernado por un personaje, sin la menor condición de estadista, sin ninguna cultura política y con un grado de bajeza  moral, que lo señalan como  un depravado sexual, que ha abusado de una gran cantidad de mujeres que lo han denunciado por abusar de ellas, cuando necesitaron de un favor suyo o de una recomendación para un cargo en algunas de sus empresas o en la de alguno de sus amigos. Es una desgracia para la primera potencia del mundo, ser gobernada por un ser tan despreciable.

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