En un comienzo las autoridades de salud sub estimaron la gravedad de la epidemia que se avecinaba, los cálculos hechos fueron sobre pasados por la realidad actual y la gravedad de esta nueva enfermedad viral de transmisión mediante el vector más lesivo de que se tenga noticia en época reciente.
El mosquito Aedes aegyptus volvió por sus fueros, y no contento con causar miles de víctimas por Dengue hemorrágico, Fiebre Amarilla y Chikunguya, ahora también es el vector transmisor de esta nueva plaga.
Hasta aquí toda la culpa va para el fatídico mosquito, sin embargo, otra vez y por enésima vez, las autoridades de salud se quedaron con los calzones abajo, como en epidemias anteriores.
Lo peor para esta región y ciudad es que lideramos las estadísticas de mayor número de casos en Colombia, y a pesar de las alarmas, seguimos inmóviles, con una autoridad sanitaria que no actúa, sin campañas efectivas de fumigación por toda la ciudad, y sus habitantes presas fáciles de las picaduras de nubes de mosquitos que crecen incontrolables.
Está claro que no podemos acabarlo, pero si les corresponde a los funcionarios encargados disminuir al máximo su proliferación y población de zancudos para evitar la mayor cantidad de personas picadas que van a padecer la enfermedad, sin embargo, me pregunto si algún ciudadano se ha percatado que a su comunidad ha llegado alguien a fumigar o a realizar campañas de prevención sobre cómo evitar la reproducción del zancudo.
Me refiero no solo a esta administración que lleva las riendas hace un mes, sino a la administración anterior a la cual le correspondía iniciar todo el plan de prevención.
Vimos sorprendidos como la autoridad saliente dizque destinó “recursos” para fumigación y en ninguna comunidad se llevó a cabo nada. La pregunta es: ¿Dónde carajos quedaron esos recursos y porque la población no se benefició de dichas fumigaciones? ¿Alguna entidad de control a la administración pública ha tocado este tema?
Mientras tanto la epidemia ha crecido como bola de nieve, los casos van en aumento, y según la OMS y autoridades nacionales, no estamos siquiera en el pico máximo que se prevé para marzo a mayo.
Con el agravante que el virus al cual se le asignaron características más benévolas que a sus otros primos, y por ende las autoridades ni le pararon bolas, ahora de asocia a gravísimas consecuencias de salud como el alto riesgo de bebes con microcefalia por embarazadas infectadas en el primer trimestre de la gestación, y en adultos al temible y aún desconocido Síndrome de Guillain - Barré, el cual puede traer consecuencias catastróficas en los pacientes por atacar los nervios responsables de la movilidad de extremidades, lo que se traduce en parálisis y debilidad muscular, que puede llegar a afectar los músculos respiratorios, poniendo en altísimo riesgo de vida a los afectados.
De hecho en el Hospital Erasmo Meoz los casos de Guillain - Barré ya superan las previsiones, y todos en pacientes que han padecido zika.
Aunque pareciera que hemos sido superados y el daño ya está hecho, sería muy grave que las secretarias de salud del municipio y el departamento no aunaran esfuerzos para actuar ya sin más pérdida de tiempo en el control efectivo de la reproducción del vector, previniendo al menos un mayor número de personas afectadas, una mayor posibilidad de complicaciones fatales de la infección, como les corresponde por la función que deben ejercer. De la misma forma hago un llamado a las entidades de control para que supervisen la actuación u omisión de los funcionarios públicos que no han cumplido con su deber o han desviado los recursos de manera ilegal.
