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Rapaces e intolerantes en escena
Aquello que le sirve de guía a los aprendices de malas prácticas de Gobierno.
Domingo, 27 de Septiembre de 2015

Algunos creen que la clave de la política es el dinero y que teniéndolo pueden comprarlo todo y avasallar a los contrarios. Lo cual en parte es cierto, pero tampoco da para tanto.

Porque un dirigente debe tener ideas que exponer, estar libre de negativas referencias,  ser transparente, demostrar conocimientos y comprensión y no tener tantos lados vulnerables.

En Cúcuta hay motivos de alarma ante la posibilidad que a los cargos de elección popular lleguen personas sin merecimientos y además formadas en la irresponsabilidad, en el abuso de poder y en la intolerancia.

Aquello que le sirve de guía a los aprendices de malas prácticas de Gobierno.

Hay que insistir en que el voto no debe venderse y el ciudadano está en la obligación de ejercer su derecho a elegir a conciencia, es decir, conforme al interés colectivo y no el halago personal.

Aquí hay candidatos caracterizados por la intolerancia.

Tienen rabo de paja y no admiten críticas.

Buscan àulicos para sus operaciones de rapiña sobre los recursos públicos. Y no les importa  que los manejen expertos en las artes de la corrupción y de  represión.

Esto ùltimo para eliminar a quienes les estorben, como ya ha ocurrido.

Es bueno no olvidar que algunos aspirantes a gobernar a Cúcuta no pasaron la prueba de la honradez.

Son capaces de hacer lo que les ordenen sus patrocinadores así sea desmantelando los recursos fiscales.
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Graciela Ramìrez de Colmenares

No obstante la certeza de que “Nuestras vidas son los rìos que van a dar a la mar, que es el morir”, ese desenlace no siempre hace parte de nuestro conformismo. Nos sacude, nos confunde, nos duele. Nos aferramos a la ilusión de que las personas con quienes hacemos esta travesìa terrenal debieran estar siempre en el espacio que compartimos.

No querìamos que ese momento  llegara para Graciela Ramìrez de Colmenares, a quien tantos días y afinidades nos unìan. Ella era la cotidianidad de afectos, alegrìas, esperanzas, sueños, utopías, encuentros y empeños comunes. Hizo de la amistad  una celebración habitual. Por eso en torno suyo se congregaban muchas voces, no siempre coincidentes, pero las aceptaba como expresión de la libertad y por su tolerancia de las diferencias. Se distinguía también por su dedicación a los libros y la lectura. Tenìa buen gusto literario y hablaba de sus autores favoritos siempre que se presentara la ocasión.

En Graciela Ramìrez de Colmenares hay que destacar también su fervor familiar. Ella y su esposo Jorge Colmenares construyeron en Cùcuta un hogar cuya identidad es la armonía, la solidaridad, la amistad, la decencia, la cultura y las buenas causas sociales y polìticas. Sus hijas, Ligia, Alicia, Chela, Leonor, Marìa Lourdes y el único varòn, Jorge, son herederos de ese legado, que es un positivo aporte para cualquier comunidad. Allì està y corresponde a los nuevos vástagos preservarlo y replicarlo para que se prolongue en el tiempo. Como debe ser.

Sentimos, pues, esta partida. Deja un vacío. Pero queda la certidumbre de que la vida de Graciela Ramìrez de Colmenares no tuvo las arideces que llevan al olvido. Fue fértil y dio frutos, sobreponiéndose muchas veces a las limitaciones y los estorbos que no faltan en este mundo  de tantos desniveles.

La de Graciela Ramìrez de Colmenares, como toda vida mortal, queda de referente, con todo lo que fue, aquello que hace posible continuar con los inevitables renuevos sobre este  planeta que es La Tierra.

Cùcuta, 20 de septiembre de 2015

(Palabras pronunciadas en las exequias de la señora Graciela Ramìrez de Colmenares)

Puntada

El acuerdo de La Habana entre el presidente Santos y el comandante de las Farc, Timochenco,  es esperanzador, histórico. Un paso decisivo en el proceso de paz, así lo descalifiquen los francotiradores de la guerra que quedan en Colombia como rezago de la violencia criminal.

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