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Que se joda el peatón
No traduce que pueden hacer lo que les venga en gana y así las cosas, que se joda el peatón.
Sábado, 6 de Mayo de 2017

Desde hace varios años, funciona un reconocido restaurante sobre la avenida Los Libertadores en el sentido norte-sur, sitio escogido para celebraciones empresariales y familiares. Su estilo campestre permite mitigar las altas temperaturas de nuestra ciudad, aspecto de destacar, puesto que para el confort utiliza grandes ventiladores que sumados a nuestros vientos, refrescan el lugar con mínimos consumos energéticos.

Sin embargo, han olvidado el tema peatonal en su construcción. Es decir, presumo que el proyecto desde que nació y cambió de propietarios ha mantenido una línea de irregularidad en materia de respeto al peatón, toda vez que al no existir acera, el espacio es utilizado para parqueaderos sin importar el riesgo al que está expuestos los transeúntes.

El asunto también creo que debió pasar en algún momento por la Curaduría Urbana y por Planeación Municipal, por cuanto desde 1997 existen normas de carácter nacional que obligan a la construcción de espacios destinados al tránsito peatonal en todas sus formas. Es decir, que el lucrativo negocio ha pasado por muchos ojos incluyendo a los concejales que son quienes aprueban los Planes de Ordenamiento Municipal. 

Eso no es todo; los domingos en horas de la mañana cuando está en plena actividad la ciclovía, vigilantes del restaurante impiden que vehículos estacionen en el sitio, evidenciando con dicha actitud que ese espacio público perteneciente a los ciudadanos, no es de todos sino del dueño del restaurante. 

Lo que sucede en este sitio, pasa en otros sobre la misma arteria vial y no conozco reproche alguno por parte de las autoridades ejecutivas o legislativas municipales, lo cual hace que otros propietarios de establecimientos hagan lo mismo por aquello del derecho a la igualdad.

Los responsables de lo acusado, debieran darse una caminadita por todo el sector de tal manera que pudieran verificar con sus propios ojos la permisividad rampante en varios locales comerciales cuya única excusa es que esos presuntos infractores del espacio público, generan empleo. 

La situación se repite en muchos sectores, aunque hay algunos sitios que por estar ubicados sobre una de las principales arterias, deben ser vigilados con más atención. El respeto del espacio público data de varias décadas y el hecho de que el restaurante y otros lugares destinados a la venta de licores y comidas tengan tradición, no traduce que pueden hacer lo que les venga en gana y así las cosas, que se joda el peatón.

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