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No es malo copiar
Cúcuta sería más bonita si los motociclistas fueran ordenados y fieles cumplidores de las reglas.
Sábado, 4 de Marzo de 2017

Los accidentes de tránsito son un dolor de cabeza en todas las ciudades, sin que la nuestra sea la excepción y las medidas adoptadas por las autoridades todavía no dan los resultados positivos en términos estadísticos. Se endurecieron las penalidades para los conductores ebrios, se instalaron las fotomultas, se redujo el límite de velocidad permitido en varios sectores; sin embargo continúan las cifras de accidentalidad altas y las consecuencias funestas.  

Los números dados a conocer el año anterior por la Policía de Tránsito en Bogotá evidencian que cuando se presenta un accidente que involucre una motocicleta, hasta el 72% deja algún tipo de  herido, y en el 3% hay muertos. Los más afectados en ambos casos son los conductores de las motocicletas, le siguen los peatones que son arrollados por estos vehículos. 

Entre las causas más frecuentes encontradas en estos sucesos están: transitar entre los carros que se desplazan por la misma vía, esto es el zigzagueo, práctica muy frecuentemente utilizada por los motociclistas, lo mismo que adelantar indistintamente por cualquier costado. Cuando menos se lo espera, aparece un motociclista adelantando, es la experiencia que a diario se vive en las calles.  Pero, también son motivados estos accidentes por la desobediencia de señales de tránsito, incluidos los límites de velocidad,  mantener la distancia prudente entre los vehículos y la embriaguez.   En muchos sectores de la ciudad se ven con regularidad operativos de la policía dirigidos de manera especial al control de los motociclistas. Pero las acciones coercitivas no han dado los resultados esperados. 

Por lo que se debe acudir a otros métodos y tomar el ejemplo de otras ciudades, no importa si haya que copiar. En Bogotá, por ejemplo donde las motos ya alcanzan una cifra cercana al medio millón, la Secretaría de Movilidad ha establecido un plan de choque que contempla las llamadas claves de seguridad que comienzan por la formación y preparación teórico-práctica en las escuelas de conducción y contiene además: comunicación y pedagogía, control y vigilancia, conocimiento del vehículo y normativas que favorecen la seguridad del motociclista; todo ello contando con el compromiso adquirido por los mismos motociclistas a través de sus asociaciones. 

En Cali la accidentalidad también es alta y por esto desde hace 3 años se implementaron carriles preferenciales para las motos, lo cual en el primer año de su aplicación en las principales vías de esa ciudad logró la reducción del 40% de este tipo de accidentes. Hoy todavía se mantienen las medidas se indica por medio de señales informativas la instrucción de circular por la derecha y la prohibición del zigzagueo. 

La clave está en la educación, como en muchos de los males que nos aquejan en otros aspectos del quehacer diario, amén del compromiso de los motociclistas. El transporte en moto es el preferido por muchos, las razones saltan a la vista: es barato y rápido, además de servir como elemento de trabajo. 

Así que las motos se van a aquedar en las calles y tal vez cada día halla más, lo cual aumenta la posibilidad de accidentes que son muy onerosos, causan incapacidades y no en pocos casos la muerte. 

Cúcuta sería más bonita si los motociclistas fueran ordenados y fieles cumplidores de las reglas que les imponen deberes con ellos mismos y los demás. 

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