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¿Mejor que se callen?

Confusión absurda la que tratan de mantener los actores del Sí y del No, con un fanatismo repudiable.

¡Cuando escucho a Wagner más de media hora, Me entran ganas de invadir a Polonia! W. Allen.

Hay mucha confusión y van quedando veinte días, para hacer el guiño y emprender el largo camino de la paz. Porque, olvídense, el tramo es largo. Empezaremos con nuestros hermanos equivocados, que sin consultarnos compraron una causa para defendernos de tanta injusticia y en su refriega nos pusieron de escudo, a tal punto, que cegados por odios y dogmatismos, su mismo fuego amigo y sus cilindros, desmintieron el guion final de su mote,”ep”: ejercito del pueblo. 

Pero el guiño es importantísimo, porque comenzando el  camino con el Sí,  el otro ejército que lucha por la liberar a la Nación  de todas  las injusticias,  el Eln, tendrán que hacerlo al andar, como dijera Machado.

Y la confusión absurda, nació y se aumenta por los mismos actores, tratando de imponer con pasión y fanatismo, sus métodos personales para lograr la paz. La paz que nos es de Santos, ni de Uribe, ni de Pastrana, ni de Timochencko. La paz que es un Derecho de obligatorio cumplimiento para los cuarenta y nueve millones de colombianos, conforme la entregó el Constituyente del 91.

La Paz que no es un regalo sino un deber, que el Señor Presidente trata de cumplir y que luego tiene que mantener conforme al canon constitucional del Artículo 95. Deber que deben cumplir Uribe, Pastrana y Timochencko por su calidad de Colombianos, si ella los enaltece como miembros de la comunidad nacional, para engrandecerla y dignificarla y en su ejercicio asumir las responsabilidades que ello implica.

Lo contrario es colocarse al margen de la Constitución. Confusión absurda la que tratan de mantener los actores del Sí y del No, con un fanatismo repudiable, cuando es hora de silenciar las voces, de callarse, como dijo el rey Juan Carlos, para que el pueblo decida sin presiones, pues ya hay suficiente ilustración como decían los mamertos de los años 70. 

Los dimes y diretes de los cuatro jinetes de la confusión, sobran y se tornan mortificantes. No se puede sacrificar una ilusión por vanidades personales y soberbias luciferinas. Pastrana y Santos unidos en la primera frustración como Presidente y ministro. Uribe presidente beneficiario del Plan Colombia de Pastrana y Santos su Ministro de Defensa en la segunda frustración, con invasiones a territorios de países vecinos incluidas. Santos liberado de las obediencias anteriores, obsesionado con La Paz, la volvió suya y olvidó el Artículo 22 de la Constitución que cantó que era de todos, como derecho y como deber.

Absurdo consultar al dueño de la Paz, al pueblo, con cánticos de guerra y de temor, como lo pretenden los cuatro jinetes de la vanidad y la soberbia. Inverosímil, que la armonía y la serenidad que contiene la palabra, se trate de imponer con fanatismos e intimidaciones. Van los jinetes convocando al son de Wagner, como en la cabalgata de las valquirias, que retrasmitían por onda corta los Nazis a los grupos de tanques para consumar el asalto en la batalla de Memel.  Las cosas del fanatismo y la vanidad.

Miércoles, 14 de Septiembre de 2016
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