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La repetición viciada

La legalización de la propiedad de tierras arrebatadas a campesinos indefensos, los fallos tramposos en las altas cortes, casos como los de Interbolsa, Agro Ingreso Seguro, Reficar, Invercolsa, son capítulos vergonzosos.

El destape de Odebrecht, con su multimillonaria red de sobornos en varios países, incluida Colombia, dejó en evidencia el entramado de la corrupción con todos sus excesos. Confirmó, además, cómo ese flagelo ha permeado la política y a los actores de esta, como ya lo había hecho el narcotráfico. No es, pues, un fenómeno nuevo. Es la repetición en forma extrema. En el país es una cadena de la cual hacen parte los eslabones de otros hechos igualmente escandalosos. La legalización de la propiedad de tierras arrebatadas a campesinos indefensos, los fallos tramposos en las altas cortes, casos como los de Interbolsa, Agro Ingreso Seguro, Reficar, Invercolsa, son capítulos vergonzosos. Y hay más en el festín de abusos de poder.

Las contrataciones oficiales, en todos los niveles, han servido más como negocios para el enriquecimiento ilícito, que como ejecución de planes y programas de beneficio a la comunidad. Esa práctica descomedida es recurrente en el manejo del programa de Alimentación Escolar. Todos los años es igual. Los favorecidos para el suministro de los servicios convenidos casi siempre tienen antecedentes de incumplimiento en compromisos contractuales asumidos en el pasado. O arrastran faltas gravísimas como la entrega de raciones descompuestas, que llevan hasta la intoxicación. En Norte Santander ya se habían denunciado mayúsculas irregularidades en el manejo del PAE. Sobre todo en Cúcuta.

Pero, por lo visto, la intención es la de que todo siga igual. Es la repetición de los mismos vicios, sin ningún aprecio por los destinatarios del Programa de Alimentación Escolar. Lo que menos importa es su calidad, cuando la contratación garantiza la utilidad esperada por quienes adjudican.

Esa irresponsabilidad es celebrada por los cómplices de la desfachatez con que se procede. Ni a los concejales, ni a los funcionarios de los órganos de control, ni a los dirigentes comunales, les importa que los recursos oficiales se manejen con tanta ligereza. Como dependen de quienes tienen el mando, no se atreven ni a examinar los actos desviados.

La repetición de los desatinos es difícil de corregir. No pasa nada así ante el desbordamiento de Odebrecht  se haya tomado la decisión de la “lucha frontal contra la corrupción”.

Cuando vuelva a comprobarse que el PAE en Cúcuta es un engaño y quede en entredicho la anticipada defensa que hace a los contratistas cuestionados la consentida secretaria de educación, Doris Angarita, se escucharán promesas de enmienda. Sin embargo, se volverá a lo mismo. Será la repetición de los vicios que alimentan los intereses de los que mandan, cuyo desprecio por la comunidad es una forma de gobierno.

Puntada

Los líos de la alcaldesa de Ocaña Miriam del Socorro Prado Carrascal es tal vez una parte mínima de la corrupción. Pero corrupción, de todas maneras. No es la única. Si se investigara con rigor se ampliaría la muestra.

La inesperada muerte del joven estudiante Pedro Javier Carvajal es un absurdo que desgarra. Como lo escribió César Vallejo: “Hay golpes en la vida tan fuertes. ¡Yo no sé!”. Es un dolor para todos.

 

Sábado, 18 de Febrero de 2017
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