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La madre y Uribe

Es extraño ver en el Congreso de la República a una jauría de machos legislando sobre lo que ellos no saben de las mujeres.

A las mujeres de este país le ha tocado muy duro conquistar espacios en la sociedad. Un país machista como Colombia no acepta que mujeres inteligentes y compasivas manejen los destinos de la nación. Pasarán muchos años para que tengamos a una mujer en la Presidencia de la República. No es que las mujeres sean mejores que los hombre ni los hombres sean mejores que las mujeres, pero viendo el desastre que han hecho los hombres en el poder, vale la pena darles una oportunidad para que sean ellas las que empujen la historia. 

Hace años leí un grafitti en una calle de Bogotá que decía: “si los hombres parieran, el aborto sería un derecho constitucional”. Es extraño ver en el Congreso de la República a una jauría de machos legislando sobre lo que ellos no saben de las mujeres: parir, adoptar, tener familia. Pero sobre todo: perder un hijo en la guerra o entregar un hijo a que se mate en una guerra que ellos no han iniciado, mientras que los hijos de los congresistas y expresidentes se hacen millonarios de la noche a la mañana en zonas francas, en negocios oscuros, mientras viven en cómodos apartamento al norte de la capital o en Miami.

Todavía nos faltan palabras para señalar las cosas de la vida cotidiana. Alguna vez García Márquez advertía la urgencia de inventar una palabra que designe el estado en que queda una madre cuando le asesinan a un hijo. Esa palabra no existe y es mejor que sea así: la palabra (seguramente) será inferior a ese dolor. 

Cuando el senador Álvaro Uribe dijo que los muchachos de Soacha (engañados con la promesa de un trabajo y luego asesinados y vestidos con prendas militares para hacerlos pasar como guerrilleros muertos en combate), eran delincuentes, las madres de Soacha sintieron que sus hijos estaban siendo asesinados por segunda vez. ¿Cómo puede un muchacho de 17 años con discapacidad cognitiva, que además necesitaba ayuda para ponerse una camisa, ser un temible guerrillero? Algo no cuadraba en la historia. Y fueron la madres de Soacha, como las madres de la Plaza de Mayo, en Argentina (siempre son las mujeres) las que salieron bajo el sol y la lluvia pidiendo al senador que se retractara. Esa dignidad de la mujer humilde, ese amor a sus hijos asesinados, esa preocupación por limpiar la imagen de sus niños, las llevó a ganarle el pulso a uno de los hombres más poderosos del país. El senador Álvaro Uribe se retractó a regañadientes. Uribe mentiroso había injuriado y calumniado la memoria de unos jóvenes inocentes para cubrir las espaldas de algunos soldados que asesinaban inocentes para dar falsos positivos y crear, en la opinión pública, la idea de que el gobierno de Uribe estaba acabando con la subversión. Uribe mentiroso pisoteó la dignidad de la mujer colombiana, el respeto a  las madres, a la mujer del campo, y demostró, una vez más, que para él la mujer vale únicamente en tanto fuerza electoral.

Este domingo que celebramos el Día de la Madre, sería bueno recordarle a Uribe que muchas mujeres llorarán porque sus hijos, asesinados bajo su gobierno, no podrán llevarles nunca más, un ramo de flores.  

Jueves, 25 de Mayo de 2017
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