Esta revelación tiene que generar una enorme inquietud entre las autoridades sanitarias.
Nos produce escozor la noticia divulgada por las autoridades de salud de Colombia, en donde se ha establecido que cuatro de cada seis medicamentos que se expenden en el país son falsificados.
La misma información nos cuenta que los de mas alta incidencia resultan ser los de tratamiento de enfermedades catastróficas, que son a su vez lo de mas alto costo en el mercado.
Las implicaciones de esta información en la población colombiana resultan ser de la mayor preocupación, no solo por el delito que encierran esas horrendas prácticas, sino por la incidencia en la salud de los colombianos; de todos aquellos que acuden de buena fe a las farmacias para adquirir las medicinas, en la mayoría de los casos haciendo un esfuerzo económico muy apreciable y encontrarse con que el medicamento adquirido no ofrece ninguna posibilidad de atenuación para sus dolencias, porque ha sido elaborado con otras sustancias que nada tienen que ver con la cura que esperan para sus enfermedades.
Esta revelación tiene que generar una enorme inquietud entre las autoridades sanitarias y lo menos que se espera es un plan de choque que permita dar con el paradero de esos delincuentes que se aprovechan criminalmente de las necesidades de los ciudadanos, así como de los establecimientos clandestinos en donde estas prácticas se producen para que sean judicializados los primeros, y destruidos los segundos. Todo ello sin perder de vista la implicación que puedan tener ciertas droguerías por la negligencia en la omisión de exigencias para sus proveedores.
Como dice la expresión popular “tras de cotudo y con paperas” . Una población como la nuestra, llena de necesidades básicas, con urgencias económicas de todo tipo, para que se tenga que ver sometida al imperio de los delincuentes, que juegan con su salud y que los despojan de sus apreciables recursos económicos.
Y lo que mas sorprende es que tratándose de un hecho tan escandaloso y tan notorio, hasta ahora se hayan dado cuenta de este pavoroso fenómeno, cuando tantos daños ha debido causar en la población, no solo en el deterioro de la salud de los afectados, sino en la muerte misma de muchas de las víctimas inocentes.
El país entero debe quedar muy pendiente de las acciones que se van a poner en práctica contra estas organizaciones delincuenciales, peores que cualquier otra manifestación criminal.
