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La Crisis de la Democracia

Dibujaban al general Rojas Pinilla conforme las instrucciones de los nuevos gobernantes.

Cuando el general Rojas Pinilla compareció al  Congreso de la República para enfrentar el juicio y su condena que a la larga fue una comedia, llegó al recinto del Elíptico con el libro del “Viejo topo” inglés Harold J. Laski  “La Crisis de la Democracia”. Inverosímil, la única condena que en cincuenta años ha producido el Congreso.  Fue tan insulsa que se cayó. No resistió una hemorragia nasal, al decir de Alzate Avendaño. 

El primero de agosto de 1963, la Corte Suprema de Justicia, que entonces era Honorable, lo absolvió, desembargó sus bienes y le devolvió la fianza que había depositado para su libertad. 

Así es esta Colombia de Dios, en la cual los medios de comunicación, todos obsecuentes del poder no importa en qué manos esté, dibujaban al general Rojas Pinilla conforme las instrucciones de los nuevos gobernantes, como un hombre ignorante, ambicioso, inescrupuloso, indelicado con los bienes públicos y genocida.

La historia que es juez imparcial, de aquella “dictadura” dijo que era “dicta blanda”, de las sindicaciones de indelicadeza pública, hoy diríamos que fue una gota de lo que es  el piélago “Odebrecht”, y sus concusiones y cohechos: Navelena, Ocaña –gamarra, Tunjuelo –Canoas, Uribe y Santos, Parody- Álvarez, Bula- García, Prieto- Nulle y Giraldo y los que faltan, los pequeños congresista de provincia.

De la Ignorancia atribuida al general Rojas, la historia demostró todo lo contario, que era un militar de carrera y de ancestros. Ingeniero Civil de Tri-state College de Indiana-USA-, que luego en Alemania realizó estudios avanzados en Industria Militar y que manejaba con fluidez el inglés y el alemán. Seguramente de Alemania, el pueblo más religioso del planeta, trajo reforzado su acendrado catolicismo ¡Ah, las vainas de los medios, que desinforman!

Pero bueno, llevar al Congreso en esos tiempos el libro “La crisis de la Democracia”, del profesor inglés Harold Laski, tenía muchos mensajes, reales y subliminales. Reales, como que el general  quería  decirle a sus jueces, los congresistas de la época, que democracia no significa simplemente hacer elecciones regularmente, con fraudes o sin fraudes, sino practicando la igualdad, la inclusión, la participación y la gobernanza al estilo anglosajón.

El Viejo Laski, consciente de la misión del intelectual en la sociedad, opinaba sobre las experiencias diarias con el pueblo inglés. Salió de su posición moderada en el Partido Laborista y su posición cada día fue más crítica. 

Laski entendió que el Estado democrático, no podía ser una maquinaria al servicio del orden económico, sino la respuesta a la cuestión social desde una perspectiva de justicia y de participación ciudadana. Obviamente,  ese Congreso que condenó al general Rojas no entendió el mensaje real: su ineptitud de juez político. Mucho menos el subliminal: que realmente no es tan oculto y que el pueblo colombiano captó: Mientras no haya justicia, no habrá paz.

Adenda: Ayer, muy temprano, la radio local nos entera que se cometió otro “Prevaricatico” en el Control Fiscal Municipal. Pilas AGR y CGR.

Jueves, 16 de Febrero de 2017
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