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La cosa política
El tema de Odebrechet se sigue llevando gente por delante.
Domingo, 26 de Marzo de 2017

Aparecieron las primeras encuestas hacia las elecciones presidenciales del próximo año y ya aparecen algunas realidades que no estaban en las cuentas de muchos: la primera, Germán Vargas no tiene el terreno claro hacia la Casa de Nariño como hasta hace algunos meses que aparecía como el ganador indiscutible, casi sin rivales. La segunda, entran en el escenario figuras que día a día ganan más aceptación como es el caso de Sergio Fajardo y Humberto de la Calle. Tercera, algo de sorpresa pero justificable, lo de Claudia López con mejor intención de voto que muchos de sus oponentes, pero quizás lo que no estaba en las cuentas de nadie, que es una de las primeras grandes sorpresas hacia el 2.018, son los altos niveles de aceptación que hoy en día tiene Gustavo Petro. Ni para imaginar una reunión de mandatarios entre Maduro y Petro. Ni Bolívar y Santander pensaron que tantos esfuerzos pudieran terminar 200 años después en eso.

El tema de Odebrechet se sigue llevando gente por delante. Entiendo que otro de los resultados de la primera gran encuesta es que la gente de Uribe sigue firme y pendiente del candidato a quien finalmente le dé el aval el dueño del Ubérrimo. Las coaliciones que pueden surgir para definir el candidato del Centro Democrático serán muchas, y ahí entrarán desde muchos que ya están cansados de las incongruencias de este gobierno, pasando desde luego por el nefasto “me acabo de enterar”, las mentiras, los desaciertos. Lo que también aparece como cierto es que en definitiva el tema de la paz no será el que defina las elecciones del 2.018, muy poco y hoy a la gente le preocupa más los temas de inseguridad, empleo y el hastío frente al tema de la corrupción.   

¿Que hace que un político como Petro aún tenga hoy en día tan altos niveles de aceptación? Hay quienes defienden que en su gobierno se hicieron muchas cosas en favor de la gente más vulnerable y pobre de Bogotá y un elemento que está impactando mucho, es que Peñalosa que llegó hace más de un año a la administración distrital con la promesa de cambio, de sacar a Bogotá de sus grandes problemas, no lo ha logrado y por ello la gente que percibe que la inseguridad y los problemas de movilidad persisten, que el metro se está volviendo a embolatar, prefieren en las elecciones del próximo año castigar a mucha de la clase política a la que ven como inepta y lejana de resolverle sus problemas. A la gente hoy en día le preocupa más que no le roben su celular a la vuelta de la esquina que hasta el mismo tema de la paz.

Hoy en día en el mundo de se habla del voto con rabia, de la gente desencantada, de ese gran sector de américa latina que en otros años lograron salir de la pobreza y pasar a la clase media, y ahora las dificultades económicas los está regresando a ser pobres. Ese voto de los que tienen rabia, que fueron los indignados que hace algunos años se tomaron algunas plazas de Madrid, los del brexit de Inglaterra, los nuevos pobres de los Estados Unidos que eligieron a Trump, los nuestros, esa inmensa cantidad de colombianos que de 600 mil bachilleres que salen año a año de los colegios, cerca de 400 mil no logran ingresar a una universidad, o en promedio de esos 100 jóvenes que ingresan a estudios superiores y 42 terminan desertando de una universidad porque se vieron obligados a salir a trabajar, esos jóvenes con rabia son lo que van a definir las elecciones del 2.018.   

Sea lo que sea, se avecinan las elecciones, los presidenciables, empezamos a escuchar sus propuestas sobre el futuro del país, pero en todo caso, sea con rabia o no, pero no quisiera imaginar en el futuro una reunión de mandatarios Petro Y Maduro.

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