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Cúcuta se raja

El pueblo no protesta porque se acostumbró a vivir de sus miserias.

No obstante la sorprendente cifra de favorabilidad de la actual administración local revelada en una reciente encuesta, la realidad es otra para esta ciudad golpeada por todos los flancos en sus condiciones de informalidad, desempleo, miseria, invasión de espacio público, abuso de sus recursos ecológicos, falta de políticas públicas y privadas que logren repuntar estas cifras catastróficas que la ponen en el último escalafón del país como la capital más postrada  de todas.

Y es que las cifras no mienten, pero la clase política como si nada, los gremios igual, y los ciudadanos peor, el pueblo no protesta porque se acostumbró a vivir de sus miserias, los empleados públicos chupando rueda de sus cargos, los contratistas perpetuando el descalabro de las finanzas públicas en una rueda sin fin que alimenta la situación de pobreza y carencias para un porcentaje que bordea el 70 % de sus habitantes. El análisis de los orígenes de esta situación está claro, es multifactorial, se remonta a nuestra propia historia de comerciantes que se adaptaron a los vaivenes de la frontera, a la economía del país vecino, y jamás generó una clase empresarial propia, pujante y regionalista como la de nuestro vecino Santander, donde el contrabando era un rubro normal de la economía, la informalidad fuente de ingresos de gran parte de la población, y aunado a esto una clase política corrupta y sagaz, a la que no le conviene que las cosas cambien, porque la pobreza es una fuente inagotable de votos cambiado
s por bolsas de cemento, ladrillos y pasteles de garbanzo.

De esta realidad son las cifras de contratación estatal reveladas por estudios serios de Transparencia,  que ponen a la Alcaldía de la ciudad y a la Gobernación del departamento, entre las peores para contratar a dedo a sus “amigos”, con el consiguiente lastre de abuso de los recursos públicos en medio de una atmosfera de “mirar para otro lado” por parte de los organismos de control coaptados por esta misma clase política. En medio de este lodazal, ejecuciones pírricas e innecesarias como la de un mirador con imagen religiosa incluida, revelado como mega obra, es apenas un pálido reflejo de nuestra propia incultura, de nuestra idiotez crónica y de cómo se aplica el viejo refrán de “pan y circo para el pueblo”, con mucho circo y nada de pan, en esta ciudad que mal merece sus gobernantes.

Resulta increíble, absurdo y vergonzoso que en un país laico, los recursos públicos se destinen a obras religiosas que imprimen un carácter discriminatorio para otros cultos contemplados en la Constitución, mientras que la urbe requiere urgentes inversiones  en vías destrozadas por la reciente ola invernal donde las pésimas obras de re parcheo se pierden, donde los semáforos inservibles  son una fuente de accidentes, donde el alumbrado público de una vía como la avenida Libertadores puede estar apagado indefinidamente sin que pase nada, donde el transporte público es un desastre diario que contribuye a la inmovilidad, donde nuestras calles son un inmenso parqueadero de conductores mal educados, donde la delincuencia y las bandas tienen acorralada a la población por los hurtos y los crímenes que se dan a diario, donde todas las formas de delincuencia nuevas que resultaran del post conflicto y del desastre del país vecino, anidaran impunes en esta ciudad de nadie.

Por mucho que deseemos los buenos, pero pocos ciudadanos que aún nos resistimos y queremos esta región, e insistamos en habitarla, poco o nada se podrá hacer a menos que de una vez por todas tomemos los recursos que nos otorga la democracia, y saquemos a sombrerazos a toda esta clase política, sin excepción, del manejo de nuestros recursos y nuestro futuro como ciudad, porque la actual no tiene ni tendrá la intención de que esto cambie, mucho menos en la perspectiva que se avecina de una nueva realidad política y de transferencia de poder, donde su propósito será seguir en la comilona de los recursos estatales, que son de todos y que se han apropiado como suyos.

Jueves, 4 de Mayo de 2017
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