Desde hace algunos días estamos viendo las calles de Cúcuta demarcadas horizontalmente con imágenes de diferentes motivos, en las esquinas de la zona céntrica, aspecto que ha merecido elogios al responsable de la movilidad.
Estuve buscando en internet y efectivamente encontré que en Europa es común la demarcación de algunas vías con cebras pintadas de múltiples colores, aunque cuando hablamos de cebras, nuestro cerebro trae la imagen del cuadrúpedo cuyo pelaje está compuesto de blanco y negro.
Debo confesar que al principio tuve mis dudas respecto a la funcionalidad de las “nuevas cebras” y para salir de las mismas, estuve por varios minutos parado en la esquina de la calle 11 con avenida 6, de tal manera que pudiera comprobar la aceptación ciudadana de dicha estrategia de educación vial, llamada “Cebras por la vida” la cual tuvo su origen en la capital de la República, por intermedio de un nutrido grupo de ciudadanos liderados por el señor Germán Sarmiento, quien pintó y organizó muchas brigadas para convencer a los administradores de la ciudad más grande e importante de nuestro país, que la cultura entra por los ojos.
Las “Cebras por la Vida” pintadas en la ciudad, ofrecen un maravilloso colorido y diseños ajustados a nuestra región, de tal manera que de la capital no se trajo sino la idea puesto que en los diseños y ejecución se utilizó mano de obra cucuteña, aspecto que genera un valor agregado y, además, dicha marcación se realiza en horarios nocturnos.
Lo más importante lo constituyen las estadísticas de peatones lesionados y muertos no solo por irrespeto a las señales de tránsito incluidas las cebras, sino por la imprudencia tanto de peatones como de conductores.
En lo que va corrido del año, se registran veintidós muertos y ciento setenta lesionados, un poco menos que el año pasado en el mismo período, siendo la principal causa cruzar una vía sin observar y la segunda, cruzar en estado de embriaguez o bajo los efectos de sustancias alucinógenas. La información solo corresponde a peatones.
Se presume que el uso de dispositivos celulares puede ser la causa de la distracción y es un problema activo y preocupante en todo el mundo, puesto que es común ver a cuatro de cada diez personas que utiliza su móvil mientras cruza una vía, y además el sesenta por ciento no utilizan las cebras sino que atraviesan las calles por donde mejor les plazca.
La tarea de educación vial debe ser permanente y para lograr mayor efecto, las empresas de transporte deben vincularse visiblemente de tal manera que el esfuerzo no quede tan solo en la autoridad.
