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Aproximaciones a una receta
Es algo así como internar en la mejor clínica del país a un paciente  “sexagenario” que se queja de múltiples y complejas disfunciones.
Jueves, 7 de Julio de 2016

Es posible que no todos lo conozcan, razón por la que les cuento que la despensa del área metropolitana de Cúcuta, e inclusive de buena parte del oriente colombiano – Distrito de Riego del Río Zulia y su área de influencia -  está siendo sometida a una profunda revisión. 

Es algo así como internar en la mejor clínica del país a un paciente  “sexagenario” que se queja de múltiples y complejas disfunciones. 

Para el caso de marras, la asistencia “médica” está a cargo de los mejores profesionales de CORPOICA, quienes en un estudio sin antecedentes  - inclusive a nivel nacional – y con costos aproximados a los $3.000 millones, precisarán con todo detalle cual es realmente la salud de un “paciente” que tantas satisfacciones nos ha dado a los nortesantandereanos. 

La “clínica” contratada, asegura inclusive dentro de los resultados, no solo determinar los “males” que tan destacado paciente padece, sino que planea  prescribir posibles curas a sus dolencias, incluido manejo de suelos, oferta hídrica, paquetes tecnológicos sostenibles, adaptación al cambio climático,  oportunidad de negocios y algo muy importante, el involucramiento de otros encadenamientos productivos. 

Entra CORPOICA por la puerta grande al departamento después de casi tres lustros de ausencia institucional, pues aunque no todos tengamos intereses directos en el Distrito de Riego, los nortesantandereanos lo consideramos como propio.

Ahora bien, con algo de inmodestia, pero valiéndome del “ojo clínico” que la experiencia en estos menesteres me ha permitido adquirir, me atrevo a plantear algunas de las conclusiones que el estudio contratado – una vez valido de todos los soportes científicos que actualmente se procesan -  CORPOICA le deberá oficialmente entregar, no solo a ASOZULIA y a su base social, sino a todo el aparataje institucional  público – privado involucrado. 

Ni más ni menos será la hoja de ruta que agricultores, ganaderos, autoridades ambientales, sector público y empresarios deberán consultar en la toma de decisiones. Ahí va mi arriesgón: 

Diagnóstico: Paciente de más o menos sesenta años de edad con signos vitales estables pero con una fuerte “adicción” al consumo de agua producto de su dedicación exclusiva al cultivo del arroz , todo lo cual le genera “dolores” que se traducen en una preocupante compactación y acidificación de suelos, resistencia  a los agroquímicos, pérdida absoluta de la biodiversidad, crítica disminución de la materia orgánica y la necesidad cada vez más preocupante de adicionar fertilizantes químicos que aumentan costos y contribuyen fuertemente al desequilibrio ambiental. 

Rx: La “receta” depende de cómo abordar la “enfermedad”. La podemos enfrentar como dicen los galenos con tratamiento sintomático, esto es Aspirina y quizá algo de Valeriana o por el contrario y de acuerdo al análisis de los exámenes, yéndonos a la etiología de sus males y atacar sus causas. Esto último implica revisión profunda del paquete tecnológico con énfasis en el arroz, que entre otros aspectos consume el 99 % del agua en el Distrito. Así pues, no solo será necesario alternarlo con otros cultivos transitorios como maíz, sorgo y soya entre otros, sino que se tendrá  que  circunscribir a aquellos terrenos que ofrezcan mejor retención hídrica.

La necesidad de llevar el riego – indispensable por demás en la agricultura moderna – a cada una de las 45.000 hectáreas que abarca la  zona de influencia del Distrito, es una justa e inaplazable determinación y para ello muchos otros encadenamientos productivos menos exigentes en el recurso hídrico  hacen “cola” . El estudio viene analizando palma, cacao, caña de azúcar, ganadería y cítricos. 

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