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Acabemos el dinero

No se necesita ser un genio para concluir que el dinero es el motor de la corrupción.

Soy muy inteligente: se me ocurrió la fórmula para acabar con la corrupción. La solución al problema que está llenando páginas en todos los medios de comunicación, es muy fácil. La comentamos con un amigo, contralor general de la República, preocupado como el que más por el aumento de los delitos económicos. Es muy fácil. Será suficiente acabar con el dinero. Sin ese ingrediente, que mueve corazones y ambiciones, desaparecerá de raíz el delito que le ha costado al país inmensas sumas, que hubieran podido destinarse a solucionar necesidades en salud y educación.

No se necesita ser un genio para concluir que el dinero es el motor de la corrupción. Los corruptos de todos los pelajes, desde el estrato uno hasta el seis, venden el alma a cambio de conseguir unos billetes que le sirvan para satisfacer necesidades de todo tipo, desde pago de servicios públicos hasta la adquisición de automóviles de alta gama, apartamentos en Miami y caprichos de la esposa.

También sirven para comprar candidatos presidenciales, parlamentarios y funcionarios públicos, para financiar campañas electorales y para satisfacer las peticiones de las amigas íntimas, las cuales solicitan a sus patrocinadores la instalación de una boutique o la dotación de un apartamento. También, un viaje a Miami, a Europa o a San Andrés. Es tan útil el dinero que también puede servir para ingresar a una universidad de estrato seis o para tomar una excursión a Australia.

Todos los días conocemos los ‘’torcidos’’ que se hacen para conseguir dinero en forma fácil y rápida. Es asombroso el ingenio que usan algunos para hacerse al billete. Para no alargarme, basta citar los que encontré en la última edición de revista de actualidad. Uno de ellos revela que dirigente camionero, promotor de paro nacional, que casi acaba con la economía nacional, inventó trampa para simular la chatarrización de camiones viejos y recibir dinero del gobierno. La pérdida para el país fue de $600.000 millones. Otros: pequeño grupo se avivados hizo negocio de $350.000 millones con lingotes de oro; fue cancelado el contrato del sector dos de la Ruta del Sol, que produjo  soborno de once millones de dólares en el que aparece involucrado viceministro de obras; un exfuncionario visitó, sin explicación, varias veces las oficinas del palacio presidencial, aparentemente en relación con el ‘’chanchullo’’ de los sobornos de firma brasileña; el ministro de Minas le pega gigantesco bocado al dinero destinado a gran
des obras como el metro de Bogotá; se revelan serias dudas sobre el sistema de buses en Bogotá; reformas al sistema de salud, que costarán billones.

En fin, las noticias no son buenas. Ya pasó de moda la honradez, como está pasando de moda el matrimonio.

Recuerdo la época en que los negocios se hacían de palabra. Era suficiente la decencia. Dirán que son recuerdos de viejo. Y lo son, como la lealtad, la amistad sincera, el amor desinteresado, el cariño por mi Partido Liberal y el respeto por los jefes que han desaparecido.

Me duele todo lo que se ha ido. Empezando por mi compañera, mis amigos y mis viejos, que me dejaron solo. GPT

Viernes, 24 de Febrero de 2017
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